Queridos amigos, el caso sobrenatural que me acerca hoy a mi blog, es a todas luces "magnífico". De hecho, si no fuera porque mi amigo Jacobo me acompañaba en este entuerto y cuento por tanto con un eficiente testigo, no me atrevería a narrar esta peripecia.
El caso es que nos acercábamos Jacobo y yo a un ayuntamiento de la comarca, de cuyo nombre no quiero (y digo claramente quiero) acordarme, a realizar unas consultas urbanísticas.
Para realizar una consulta relacionada con el urbanismo, aunque parezca increibe, hace falta la participación de un técnico municipal. Así que nos acercamos al mostrador general, con objeto de informarnos de como realizar la consulta.
Reconozco que el momento no era el más adecuado. Era verano y además la pausa del café. Así que el mostrador general solo presentaba personas a un lado. Obviamente, al lado de los que esperan ser atendidos. Del otro lado una señora de pelo láceo, gafas de pasta y con aspecto de haber sido integrada en aquel mostrador cuando lo fabricaron, contestaba sin inmutarse a las más dispares consultas.
Por fin llegó nuestro turno, y llegó con él una de las más gloriosas conversaciones que yo he mantenido nunca con una entidad inteligente
Yo.- Buenos días. Soy arquitecto y desearía realizar una consulta de urbanismo con el técnico municipal.
Entidad Inteligente.- ¿Con que técnico? Tiene usted que decirme el nombre del técnico con el que quiere hablar.
Yo.- No se.¿Con el que lleve urbanismo?
Entidad Inteligente.- No. O me dice el nombre o no le puedo dar cita.
Yo.- Estooo..., Valeeee... Bien. Entonces ¿cuantos técnicos hay?
Entidad Inteligente.- Uno.
Yo.- Vale. ¿y como se llama?
Entidad Inteligente.- Alfonso.
Yo.- ¡ Hola!. Buenos días. Soy arquitecto y desearía realizar una consulta de urbanismo con Alfonso.
Entidad Inteligente.- Alfonso está de vacaciones y no estará hasta dentro de 15 días. Que yo esto lo atiendo por cortesía. Que no tengo yo por que llevar las cosas del arquitecto municipal.
Tras esta conversación entré en una especie de estado de catatonismo del que casi necesito asistencia psiquiátrica para recuperarme.
Queridos amigos, como despedida de hoy, os dejo el siguiente corolario:
Hay que tener mucho cuidado con las Entidades Inteligentes. Tras una falsa apariencia de idiotez supina, absurdidad e imbecilidad mayúscula, en realidad esconden un habilidoso sistema para sembrar el caos entre la población civil.
Tras un contacto con estos entes, aparecen síntomas de dispersión neuronal, cabreo mayúsculo, malestar general y otra serie de síntomas inenarrables que además se transmiten fácilmente a las personas que entran en contacto con nosotros.
Yo creo que son experimentos de alguna superpotencia para controlarnos. Los colocan así, en un sitio desapercibido, y estudian su capacidad para sembrar el caos a través de la palabra. El pobre ciudadano que se acerca incauto, comienza a sufir desorientación. luego malestar y por último un cabreo mayúsculo. Cabreo que además se transmite fácilmente a las personas que sin saberlo se acercan a ese pobre ciudadano.
Queridos amigos. ¡¡CUIDADO!!. Están ahí fuera esperándonos.

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